En la Primera Iglesia Bautista de Encarnación, creemos en la importancia de cultivar relaciones sólidas y significativas dentro de nuestra comunidad. Es por eso que nuestro Ministerio de Grupos Pequeños se ha convertido en un pilar fundamental en nuestra misión de compartir el amor de Cristo con aquellos que nos rodean.
En el corazón de este ministerio se encuentran los cultos hogareños, donde los hermanos y hermanas de la iglesia se reúnen en los hogares de los miembros para compartir momentos de comunión, adoración y estudio de la Palabra de Dios. Pero lo que hace que estos encuentros sean verdaderamente especiales es la invitación abierta a vecinos y amigos para unirse a nosotros en este viaje de fe.
Los cultos hogareños ofrecen un ambiente íntimo y acogedor donde se pueden establecer conexiones genuinas y profundas. En la calidez de un hogar, las barreras se desvanecen y las personas pueden abrir sus corazones libremente, compartiendo sus alegrías, preocupaciones y preguntas mientras exploran juntos las verdades eternas de la Escritura.
Cada reunión es única, pero todas comparten un propósito común: crecer juntos en el conocimiento de Dios y en el amor mutuo. A través de la adoración, la oración y el estudio bíblico, buscamos fortalecer nuestra fe y fortalecer los lazos que nos unen como familia de creyentes.
Para aquellos que participan por primera vez en un culto hogareño, la experiencia puede ser reveladora. Encuentran un ambiente de amor y aceptación donde son recibidos con los brazos abiertos, sin importar su pasado o su situación actual. Aquí, en medio de la comunidad de creyentes, encuentran un refugio seguro donde pueden explorar su fe y hacer preguntas sin temor al juicio.
En la Primera Iglesia Bautista de Encarnación, creemos en el poder transformador de los grupos pequeños. A medida que nos reunimos en los hogares de nuestros miembros, estamos construyendo no solo relaciones duraderas, sino también comunidades arraigadas en el amor de Cristo. Te invitamos a unirte a nosotros en este emocionante viaje de crecimiento espiritual y compañerismo. ¡Todos son bienvenidos en nuestra mesa!